CPC Sergio Luna Montero
Innovarum SAC
Hace poco, hemos visto la triste noticia de un desquiciado, asesino a 5 personas en Independencia, no puedo entender el motivo para hacer lo que hizo. Solo en una mente retorcida y enferma, pudo cometer tal fechoría.
Mi papá fue oficial de la PNP, le entrego su vida entera a esta institución tutelar de nuestro país. En sus inicios como oficial, el Estado le brindo primero un revolver; pasaron los años y le dieron una pistola. Estas armas, son para hacer cumplir la ley y el orden en nuestro país.
Mi familia y yo, hemos vivido en “zona de emergencia” por cerca de 10 años. Mi papá tenía su arma de reglamento, pero si vivíamos donde había presencia terrorista, en mi casa teníamos también un arma de largo alcance. Mi papá siempre nos daba la siguiente orden: NADIE PUEDE TOCAR LAS ARMAS, EL UNICO QUE LO PUEDO HACER SOY YO, NO HAY OTRA PERSONA. Durante todo este tiempo, nadie en mi familia, siquiera pensó en tocar las armas que había en nuestra casa. Respetamos la orden de mi papa: “Sin dudas, ni murmuraciones”.
Pasaron los años, yo ya tenía razón y entendía muchas cosas. Muchas veces, mi papá era jefe del destacamento policial y recibía este tipo de comentarios:
– El policía “X” ha estado en completo estado de ebriedad y ha comenzado a disparar como loco en la calle.
– En el puesto policial, unos policías comenzaron a jugar y se les escapo un tiro.
– Un policía estaba limpiando su arma, ha herido a un compañero de trabajo.
Todos estos casos, que les acabo de comentar, son verdaderos, pero todos tienen algo en común, ocurrieron por la negligencia de las personas que manipulaban las armas, no hay otra razón. Por hacer mal uso de un arma, se puede producir la muerte de una o de varias personas.
Por el trabajo, he conocido y trabajado con diferentes personas que laboraban como hombres de seguridad. En una empresa que trabaje, lo hacían, sin problemas, pero no tenían un arma que los respaldara. Si nos robaban, no podía hacer nada por defendernos.
Un día cualquiera, tuvimos la supervisión de nuestra sede central. Llego el Gerente de Operaciones y vio que los hombres que nos resguardaban no tenían armas. Ipso facto, ordeno que la empresa de seguridad, les proporcione una pistola para que cuiden el almacén. David, era un muchacho que nos resguardaba, los que trabajábamos allí, le llegamos a tener bastante estima y confianza.
Un día conversando con David, me comento que él había hecho su servicio militar obligatorio en el Ejército Peruano, desde que salió del cuartel, no había vuelto a agarrar un arma, a esto le sumamos que no había hecho práctica de tiro alguna. Si entraban a robar, ¿estaría en condiciones de repeler el ataque?.
Cualquier persona, no puede tener y manejar un arma. Esto es claro.